La mayoría de los emprendedores interesados en incorporar una web al desarrollo de un nuevo proyecto profesional, se plantean como objetivos prioritarios para su estrategia digital, además de un diseño atractivo, conseguir un buen posicionamiento en los resultados de los buscadores.
Sin duda estos son dos buenos objetivos para la mayoría de los casos, pero desde nuestro punto de vista, no deberían ser los únicos ni tampoco creemos que sean los más importantes. Una estrategia digital bien definida, debería contemplar el sitio web, como una plataforma de apoyo a la gestión del modelo de negocio al que esté vinculado y no debería quedarse solo en una especie de tarjeta digital de visita, más o menos atractiva, diseñada como un mero elemento decorativo y estático. Una web no es un escaparate, ni un catálogo de productos o servicios. Debe ser mucho más que eso.
Si nos damos una vuelta por Internet veremos que son muy comunes los proyectos web que no pasan de ser un mero repositorio de frases muy devaluadas como: «empresa líder del sector…» o «contamos con profesionales altamente cualificados….» , adornados con fotografías de productos o servicios, en muchas ocasiones falsas y, donde predomina un diseño de contenidos más enfocado en el propietario de la web que en el visitante.
La razón por la que en Duando pensamos que este no es el mejor camino a seguir, es que dicha estrategia está tan replicada en Internet, que ya no causa ningún efecto porque, al usuario lo que verdaderamente le importa, no eres tú ni tu proyecto, sino él, sus problemas y sus necesidades. Por tanto, tu sitio web, deberían estar pensado para su disfrute y no para el tuyo. En su visita debería resultarle muy fácil encontrar «qué puedes hacer por él» y en última instancia dejar un hueco libre para que, aquellos que estén interesados, puedan acceder a las secciones del «imperio del yo«, esto es: “yo-hago”, “yo-soy”, “yo-tengo”, “yo-…”.
Esta estrategia no es nueva, si nos fijamos en el ejemplo de Google, que de esto sabe un poco, constatamos que el protagonismo al aterrizar en su web, es del usuario. Le da exactamente lo que necesita, sin rodeos, sin interrupciones, sin molestar y sin intentar llamar su atención sobre temas que “no le interesan”. No en vano, la primera de las reglas del Decálogo de Google dice: «Piensa en el usuario y lo demás vendrá solo«.
Para aquellos usuarios que estén interesados en ampliar información sobre Google, bastará con que accedan a los enlaces localizados en la parte inferior de la página que, para no distraer, se muestran en letra menuda y de color gris claro sobre fondo blanco. No obstante dichos enlaces no cuentan lo buenos que son, cuentan lo que pueden hacer por el visitante. En cuanto al diseño visual de la web, radicalmente minimalista, de Google, creemos que hay muy poco que objetar y se puede aplicar la frase de Steve Jobs, “diseño no es cómo que se ve sino cómo funciona”.
Conseguir un buen posicionamiento en los resultados que muestran los buscadores, especialmente el de Google, no es tan sencillo como lo era años atrás. Hasta hace poco primaban los enlaces que apuntaban a nuestro sitio web porque se consideraba que un sitio era más relevante cuantos más enlaces apuntaban hacia él, pero ahora este criterio ha pasado a un segundo plano y lo que prima es el contenido de calidad. El posicionamiento «hay que trabajarlo» y por tanto puede suponer un desembolso económico por encima de las posibilidades del emprendedor.
Ante este nuevo escenario, si tu negocio no está basado estrictamente en Internet, como podría ser el caso de un portal de ventas, y eres un humilde emprendedor con escasos recursos económicos que desarrolla su modelo de negocio en un ámbito local, la propuesta de Duando es la de no obsesionarte tanto con el posicionamiento y reconsiderar el objetivo de tu sitio web para convertirlo en una herramienta de apoyo a la gestión de tu proyecto y, por supuesto, de apoyo permanente a tus clientes.
Obviamente, no existe una fórmula universal y común a todos los proyectos para poder llevar a cabo esta nueva estrategia. Las acciones a tomar, dependerán del modelo de negocio sobre el que tengamos que aplicarlas. Lo que sí podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, es que un sitio web estático, sin posibilidad de interacción con el visitante, que no ofrezca valor al usuario y que limite su propuesta al cansino método del «imperio del yo«, no aporta más valor que la tradicional tarjeta de visita.
En la definición de tu estrategia digital debes incorporar acciones que contemplen todas aquellas ideas encaminadas a ofrecer servicios a tus clientes a través de la web y, con ello, proporcionar un un pretexto para que la visiten. Información sobre el estado de sus proyectos o el historial de los servicios que ha recibido podrían ser algunos ejemplos de propuestas de valor diferenciales de tu web.
¿No estás de acuerdo?