Con frecuencia oímos que si no tienes una web no eres nadie. Incluso hay quien equipara la falta de un sitio web con el analfabetismo digital. No obstante si analizamos un buen puñado de sitios web de pequeñas organizaciones, e incluso de otras no tan pequeñas, podremos observar que su presencia en la red no cumple más objetivo que el de poder decir que tal organización cuenta con una web y entonces deja de ser «nadie».
En ocasiones, el diseño gráfico es espectacular, tanto que nos invita olvidar el contenido para enfocar nuestra atención sobre continente. Muchos sitios web no son más que un escaparate con letreros gigantes que solo hablan de lo guapos y altos que son los productos, servicios o la compañía en general. En otras ocasiones están tan cargados de información y llamadas a la acción que propician el abandono del sitio. En definitiva muchos sitios web son como una especie de certificado que acredita que se sabe leer y escribir aunque se continúe en el analfabetísmo digital».
Todo esto no significa que el diseño visual del sitio no sea importante, ni tampoco que se deba obviar lo que vendemos u ofrecemos, pero lo que no debemos perder de vista es que una web debe estar diseñada para el usuario que la visita y su objetivo fundamental debe ser el crear una experiencia positiva en dicho usuario. Imaginemos el escaparate de una tienda con carteles grandes y luminosos indicando ¡Somos los mejores! ¡Hemos conseguido tal objetivo! ¡Nos han dado el premio a tal cosa! Es decir, yo, yo, yo,….. ¿Cuál sería la reacción de un transeúnte que se parase a mirar? ¿Qué pensaría de la tienda? Seguramente que su experiencia no sería muy buena. Un escaparate debe crear sensaciones positivas en el transeúnte y debe invitarle a entrar en la tienda y no lo contrario.
El rey de un sitio web es el contenido, pero el contenido de calidad desde la perspectiva del usuario que lo visita. Si dicho contenido resuelve algún problema, cubre alguna necesidad o estimula la curiosidad del visitante, será cuando podamos asegurar que NO somos «analfabetos digitales»
