Ya sabemos que necesidades, problemas y deseos, son fuentes para obtener ideas de negocio. La semana pasada te hablé de la lectura de prensa como fuente de ideas, pero esto de obtener ideas no se acaba ahí, tenemos otras fuentes de inspiración y una de ellas -muy potente, por cierto- se esconde tras las quejas que oímos a nuestro alrededor.
Por ejemplo, imagina que alguien se queja de los problemas de conducta de su mascota, o de lo complicado que resulta encontrar un profesor para las clases particulares de sus hijos o de la falta de algún tipo de servicio o negocio en su barrio o ciudad. Claramente este tipo de quejas parece que están pidiendo a gritos que llenemos un hueco de mercado.
Es buena práctica para iniciar un negocio o, como no, darle un poco de vida al que ya tenemos en marcha, es escuchar de forma activa las quejas, no solo de nuestros clientes (estas son oro puro) sino también las de todas aquellas personas que nos rodean en nuestro día a día y que podrían tener alguna «perla» oculta.
Te invito a que anotes las quejas que oigas en tu día a día y, al finalizar la jornada, te preguntes -una a una- si en tu opinión la queja planteada tiene solución que tú pudieras aportar. Descarta o tacha aquellas en las que la respuesta haya sido no. En aquellas para las que la respuesta haya sido «sí», desarrolla brevemente, cuál podría ser tu solución.
Finalmente hazte la siguiente pregunta para cada una de las soluciones que has propuesto:
¿Habría alguien dispuesto a pagar por mi solución?
Aquellas cuya respuesta haya sido un sí han pasado el primer filtro. Enhorabuena, ya tienes candidatas a posibles ideas para arrancar un negocio de éxito.