Leyes que rigen el uso del tiempo

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Estaba echando un vistazo a un libro sobre la gestión del tiempo, ya sabes, esa gestión que siempre se nos termina escapando de las manos y a la que tanto «tiempo» dedicamos a intentar dominar; y me encontrado con una serie de principios o leyes de esas que los gurús, generalmente anglófonos y profesores de prestigiosas universidades americanas, sueltan un día en algún escrito o conferencia, y me he dicho: «esto es material del bueno para llenar uno de mis boletines semanales». Así que dicho y hecho.

Ley de Pareto: «El 20% de trabajo de una persona contribuya al 80% de los resultados que obtiene».

Ley del criterio ABC: «Una pequeña parte del tiempo de trabajo produce la mayoría de los resultados». Como ves esta ley es una copia de la anterior, pero con otras palabras.

Lay de Murphy: «Todo perdura más de lo que en un principio se pensaba».

Ley de Parkinson: «Todo trabajo se dilata indefinidamente hasta llegar a ocupar la totalidad del tiempo disponible para su completa realización».

Leyes de acosta: «El tiempo que requiere una tarea aumenta cuando la interrumpimos y la reanudamos. Será menos eficaz y consume más tiempo que se se realiza de manera continua» «Para una tarea corta siempre hay tiempo. Para una larga, nunca. Programar y realizar una tarea larga supone dificultades superiores a las de una corta». «Lo perfecto no resulta rentable. Llega un momento en que mejorar implica destinar mucho esfuerzo».

Ley de Illich: «Después de un cierto número de horas, la productividad del tiempo decrece primero y se hace negativa después».

Ley de Swodoba o de ritmos: «Cada persona está sometida a múltiples ritmos biológicos que deben ser tenidos en cuenta para la programación de nuestras actividades.

Ley de Fraisse o de la dimensión subjetiva del tiempo: «El tiempo tiene una dimensión objetiva y otra subjetiva o psicológica que está influenciada por la motivación que sentimos por la actividad ejercida».

Me siento tan identificado con todas estas leyes que no sé si cortarme las venas o dejármelas largas.

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