Los negocios o proyectos de nueva creación dependen de la reputación que se van fraguando día a día y no es posible fraguar una buena reputación sin «compromiso». El peor de los daños que le podemos hacer a nuestra marca (incluida la personal) es el de no cumplir con nuestras promesas. No en vano, una marca no es más que lo que se espera de ella.
Esto es especialmente relevante en las estrategias de comercialización basadas en el «boca a boca» y se extiende a todos los agentes involucrados en nuestro negocio o proyecto: clientes, proveedores, socios, colaboradores, trabajadores, familiares, amigos…
Si no cumples tus compromisos con un proveedor o un colaborador, por ejemplo, no puedes esperar que este te recomiende a un potencial cliente. No olvides, además, que esto es más relevante, cuanto más alto sea tu cargo o responsabilidad dentro de una organización. Si eres autónomo y tu proyecto eres tú, entonces el compromiso es vital para la propia subsistencia.
Esto, también, destaca la importancia de la coherencia de tus actos, con indiferencia del contexto en el que te encuentres.
¿Qué piensas tú de esas personas que te rodean y que no cumplen sus compromisos contigo?
¿Qué valor le otorgas a las excusas que te ponen?
Por cierto, tus compromisos contigo mismo, también cuentan.