Uno de los grandes retos a los que se enfrenta cualquier emprendedor para llevar a cabo su proyecto, es el de aprender a discriminar entre las tareas que son importantes y las que no son. Esto adquiere mayor relevancia cuando, además, tenemos que tomar alguna decisión y aún más cuando añadimos el ingrediente de urgencia.
Así pues, si consideramos que una tarea puede ser importante o no y, además, urgente o no, podemos categorizar las tareas de la siguiente manera:
- Tareas importantes y urgentes -> Situación de crisis
- Tareas importantes y NO urgentes -> Zona de los deberes
- Tareas No importantes y urgentes -> Tareas para delegar
- Tareas No importantes y No urgentes -> Pérdidas de tiempo
Las tareas del primer grupo roban gran cantidad de nuestra energía. Además, son las responsables de gran parte de las frustraciones de emprendedores y ejecutivos. Son las creadoras de situaciones de CRISIS en cualquier organización.
La agenda perfecta de un emprendedor debería estar ocupada únicamente con tareas del segundo grupo. Pensemos que una tarea importante y no urgente que se procrastina, es candidata a migrar al grupo uno y convertirse en urgente. Por tanto, «hacer los deberes» en su debido momento es una buena vacuna contra las crisis.
Las tareas del tercer grupo son las que deberíamos tener subcontratadas o delegadas.
Las tareas del grupo 4 son, por definición, pérdidas de tiempo. La decisión en este caso es fácil. ¡No las hagas! ¡Bórralas!
Te propongo un reto
Elabora una tabla de dos filas y dos columnas e identifica, cada celda con cada uno con uno de los grupos mencionados anteriormente. Hecho esto, haz memoria de todo lo que has hecho durante la última jornada laboral y anótalo en la celda que le corresponda.
¿Te ha llamado la atención el resultado?