Tu enfoque dirige el destino de tu negocio

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Tengo la sospecha de que gran parte de nuestras vidas gira en torno a las preguntas que nos formulamos y a las afirmaciones -erróneas o no- que nos hacemos constantemente.

Si esto es así, podríamos afirmar que nuestra situación está condicionada por la originalidad de las preguntas y por las limitaciones que le pongamos a las respuestas o afirmaciones. Nuestro ego y nuestras creencias limitantes serán los encargados de fastidiarnos esta fiesta.

Qué implica esto para mi negocio o proyecto personal

Mi experiencia me dicta que, en el mundo de los negocios y del emprendimiento en general, también nos formulamos infinidad de preguntas y nos hacemos continuas afirmaciones que, de alguna u otra forma, sentencia el destino de nuestros proyectos, pero ¿a qué me estoy refiriendo con esto? Vamos a velo con un pequeño ejemplo.

Si en algún momento yo me pregunto cuál es el objetivo de mi negocio y mi respuesta está relacionada con la subsistencia (obtener un sueldo, poder pagar las deudas…), la respuesta, en sí misma, limita mis posibilidades de crecimiento y de dar un paso más allá.

Esto se debe a que todas las preguntas que yo me formularé en adelante, estarán enfocadas en el ámbito de la subsistencia y, en consecuencia, todas mis respuestas estarán limitadas a dicho ámbito.

Si nos fijamos como objetivo facturar 20.000€ este año, porque hemos considerado que esta es nuestra cifra de subsistencia, todas las preguntas y respuestas tendrán ese objetivo intrínseco.

Imaginemos que en el año anterior hemos facturado 15.000€, y que la media de cada cliente nos reportó 1.000€. A la pregunta «¿cómo conseguiré 20 clientes este año?» no parece lógico que respondamos con una estrategia encaminada a conseguir 200 clientes. La pregunta nos ha condicionado las posibles respuestas, y nuestro enfoque en «20» condiciona nuestras posibilidades de crecimiento.

Por tanto, y en contra de todas las teorías sobre las características que deben reunir los objetivos, creo que el ejercicio de sobredimensionar sensiblemente los tuyos -vamos, eso que llaman pensar en grande- hará que tus preguntas vayan un poco más allá y, por tanto, te permitirá dar respuestas mucho más creativas.

Quizás lo de «salir de la zona de confort» no sea más que una manera de modificar tus preguntas para poder cambiar las respuestas y en definitiva hacerte crecer.

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